
El método HACCP nació en los años 60 en Estados Unidos y fue desarrollado e introducido por la NASA para adoptar metodologías que pudieran combatir la propagación de enfermedades transmitidas por los alimentos y garantizar, al mismo tiempo, la seguridad alimentaria.
Sirve para controlar y monitorear los puntos críticos de control que pueden poner en peligro la calidad de los alimentos y bebidas.
Las empresas tienen el deber de garantizar que las distintas fases de la producción alimentaria se realicen higiénicamente.
El responsable de la organización deberá realizar el autocontrol siguiendo los principios del sistema HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control):
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Análisis de los riesgos potenciales para los clientes;
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Ubicación de los puntos donde los alimentos pueden sufrir riesgos;
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Decisiones a tomar respecto de los puntos críticos, es decir, cuando se puede dañar la seguridad del producto;
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Localización y aplicación de procedimientos para controlar y vigilar los puntos críticos;
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Revisión periódica de los riesgos de los puntos críticos y de los procedimientos de control y vigilancia.